Vivir con un Adicto

Publicado en por alejandrosanchez.over-blog.com

Un alcohólico, un morfinómano, un ludópata o cualquier otro tipo de adicto a algo, es incapaz de amar con normalidad a otra persona. El amor sano es un intercambio equilibrado entre dos ganadores, pero los adictos, girando alrededor de sí mismos, establecen parejas en las que ellos son «un ganador » y quien los acompaña «un perdedor». El adicto exige cuidados y sacrificios, pide sin cesar (como los niños) pero es incapaz de dar. Las personas que se atan a ellos no se aman a sí mismas. Es tan baja su autoestima que sólo creen que valen si se sacrifican ayudando a otro. Pero se mienten a sí mismas diciendo que el autodestructor lo agradece y que, cuando quede liberado de su adicción o vicio, las amará. En el fondo, habiendo sido niños no amados por sus padres, repiten el sufrimiento infantil, tratando por todos los medios de ganarse un amor que nunca les será dado. Aunque sepan que están malgastando su vida, motivadas por una compasión que encubre un doloroso deseo de ser reconocidas, pueden ser incapaces de cortar esta insana relación. Aconsejo entonces al/la consultante decir a la persona adicta: (Si es una mujer:) «Tú estás enfermo. No soy ni tu esposa ni tu amante sino tu enfermera. A partir de hoy estaré siempre a tu lado con un uniforme de enfermera. Así vestida te acompañaré a todas partes, sea al ir a un restaurante, un cine, de compras, a casas de amigos, etc.». La consultante encerrará toda su ropa en un baúl y se vestirá de enfermera llevando colgado del cuello un medallón con la fotografía de la madre del adicto. (Si es un hombre:) en este caso, cada vez que el consultante esté con la adicta, se vestirá de enfermero llevando colgado del cuello un medallón con la fotografía del padre de ella. Adelanto de manual de psicomagia, “Consejos para sanar tu vida” Alejandro Jodorowsky
Para estar informado de los últimos artículos, suscríbase:
Comentar este post